Trucos para aislar tu casa del molesto ruido

 

Una de las asignaturas pendientes que tenemos en nuestra sociedad, está relacionada con la contaminación acústica. A largo del día estamos expuestos a continuos estímulos acústicos, como los cláxones de los coches, las obras o los murmullos de las aglomeraciones de personas. Cuando llegamos a nuestra casa, solo queremos descansar y disfrutar del silencio. Sin embargo, tras sentarnos en el sofá, escuchamos la conversación telefónica de nuestro vecino de al lado con su hija, los coches pasando por la calle o la lista de reproducción de las canciones preferidas de nuestra vecina del piso superior. Todo esto, lejos de relajarnos, nos produce más estrés.

Una forma barata y fácil de minimizar los ruidos interiores de nuestro hogar, es decir, aquellos que nosotros mismos producimos, es utilizar alfombras. Con este elemento decorativo, minimizamos el impacto acústico de nuestras pisadas, que se hace más palpable a primeras horas de la mañana. También te recomendamos que instales puertas de materiales macizos en lugar de conglomerados, dado que aportan un mayor aislamiento de la habitación donde se coloquen. De este sencillo modo no seremos un elemento de perturbación ni para las personas que convivan con nosotros, ni para nuestros vecinos.

Si tienes la posibilidad, te recomendamos que aísles los tabiques que compartas con tus vecinos, de tal modo que los ruidos no se traspasen de una vivienda a otra. Esto supone poner una capa de espuma, corcho o cualquier material aislante y trasdosarlo con pladul. No obstante, te advertimos que esto no asegura que dejes de escuchar todos los ruidos. Solo que su impacto será mucho menor.

 

En el caso de que tus peores pesadillas vengan del exterior porque tu vivienda esté en una zona de tránsito alto, la mejor opción es cambiar tus ventanas. Debes instalar ventanas de PVC, ya que amortiguan el ruido. Si es posible, utiliza dobles ventanas. El truco está en que los cristales deben tener espesores diferentes, pero al menos uno de ellos tiene que tener seis milímetros. De todas formas, esto dependerá del nivel de ruido que sufras, siendo adecuado que consultes con el profesional que te atienda para no errar en tu elección.

 

 

 

 

 

 

 

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