Mantenimiento básico de tus plantas: el poder de la luz

En Damacri Fincas sabemos lo importante que son tus plantas para ti. Puede ocurrir que, a pesar de los esfuerzos que realiza por tener unas bonitas macetas en tu hogar, en poco tiempo, notes como tus flores se marchitan y termina muriendo. Esta situación te desespera y puede que estés a punto de tirar la toalla.

Es posible que esto se deba a que no has controlado adecuadamente un factor fundamental para su supervivencia. Nos referimos a la luz. De sobra sabemos que la luz es un elemento imprescindible para que puedan vivir. Gracias a ella, pueden procesar los nutrientes que absorben del suelo y convertirlos en su alimento. Obviamente, no todas las luces son iguales y por supuesto cada planta necesita un tipo de luz. Existen especies que necesitan una gran cantidad de luz, pero también nos podemos encontrar con otras que requieren menos. No obstante, con independencia de la que tengamos, al menos deben recibir un par de horas de luz natural al día.

Algo de suma importancia es que controles el efecto del sol en función de la época del año. En verano, los rayos del sol caen de una manera mucho más vertical y, por tanto, son más intensos que si estuviésemos en invierno. También debes saber que tanto la falta de luz ocasional, como el exceso de luz, pueden tener consecuencias muy negativas, haciendo que estas comiencen a perder el color verde de las hojas para después chamuscarse y arrugarse. Es muy importante que la luz recibida llegue a todas partes de la planta. En el caso de que algunas de tus plantas la reciban de manera parcial, deberás ir girándola para asegurar su completa nutrición.

Por último, indicarte que podemos clasificar las plantas en tres grupos, en función de la cantidad de luz que requieren. Las que más luz necesitan para su crecimiento son aquellas que provienen de climas cálidos y secos como los cactus, jacintos o el aloe vera. El segundo grupo necesitan una cantidad media, como es el caso del ficus, las violetas africanas o la costilla de Adán. Por último, se encuentran las que apenas necesitan claridad, como es el caso de los helechos.

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